Es interesante como Oviedo enfatiza la crueldad de los españoles
respecto al carácter de los indios, y además, contribuye, quizá indirectamente,
sin la voluntad de hacerlo, a cuestionarse sobre el fenómeno de la imposición
de una religión al contarnos la historia de la guarnición de Iñigo Bascona en
su encomienda de reclutamiento de gente para servir a Alfinger en las travesías
de la conquista de Venezuela, así como las atrocidades cometidas durante ésta
expedición en su camino a Coro, hasta la consumación idólatra de un español
cristiano llamado Francisco Martín.. Es decir, con ello revela una conciencia
lectora, abre las posibilidades acerca del establecimiento de una religión que
van más allá del mandato divino; “quizá ahora responda a una necesidad vital,
primigenia, básica, o ser simplemente un artificio de poder, puesto que , como
podría permitir Dios que uno de sus hijos preciados se convirtiera en un
hechicero y un idólatra?; o es que acaso Dios no existe?, es la monarquía y no
un ente divino verdaderamente?, o no está tan mal después de todo?. Este tipo
de cuestiones, y quizá otras más adquirían la posibilidad de emerger en el
pensamiento lógico de los lectores del siglo XVIII en vista de que lo
desconocido, estaba ahí, presente, no conocido por todos pero si con el
testimonio. Estaba el testimonio de la posibilidad en la conciencia española.
Esta comenzaba a adquirir autoridad, una autoridad por encima de la de Dios. Con
ello el texto adquiere no solo un valor histórico por el hecho de plasmar la
historia de Venezuela, sino también un valor crítico ya que está guiado por una
perspectiva “ilustrada” por el hecho de cuestionar su historia anteponiendo la
razón a la fe; antiguas estructuras sociales propias de la monarquía.
Otra anécdota que ratifica
lo dicho es la del negro Miguel, que incitando a los demás esclavos a
libertarse de la tiranía española por su excesivo trabajo en las minas,
terminaron creando una “mini monarquía”, un orden social que emulaba el mismo
del que pretendían liberarse y que les había hecho esclavos, pero no alcanzando
a vislumbrar esto su conciencia, sólo se manifestaba ese ardiente deseo de
libertad aunque no supieran que hacer con ella. Ese estado de no saber que
hacer que hacer con lo anhelado, como la libertad por ser la esclavitud su
ordinario modo de vida es uno de los preceptos más importantes en su crítica y
que tienen que ver por supuesto con el teocentrismo medieval —que llega a
sobrevivir hasta hoy—, pero que en el siglo XVIII encuentra en la razón un fuerte adversario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.