lunes, 30 de septiembre de 2013

En el nombre del Inca

De los aspectos explicados por el Inca Garcilaso de la Vega, en uno de sus apartados se refiere a como se realizaban las declaraciones de los indios ante el juez.
Similar era la fórmula que usaban en sus testimonios a la usada en el sistema jurídico anglosajón; mientras que en este se utiliza Do you solemnly swear or affirm that you will tell the truth, the whole truth, and nothing but the truth, so help you God?” –que en español se traduce como “¿Jura o afirma solemnemente que va a decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y que Dios le ayude?” –, los incas exclamaban “¿Prometes decir la verdad al Inca?”. Esta era la forma en que los autóctonos afirmaban que las palabras en sus declaraciones eran verdaderas, pero claro que es importante precisar que ellos no juraban, sino que se comprometían a decir la verdad.
Pero ¿quién es el Inca al que prometen contar la verdad? El mismo Garcilaso menciona que se refieran al dios que los indios adoraban y que le llamaban Inca. Puede tratarse del Inca Manco Cápac, a quien se le atribuye el inicio del imperio, o bien que se refiera al Sol que era la divinidad adorada por aquel pueblo.
Lo anterior se atribuye a la época anterior a la conquista española. Una vez establecido el dominio español y con este sus fórmulas que involucraban a la doctrina cristiana, las promesas de los indios cambiaron pues no les era posible jurar como los cristianos ni por sus antiguos ídolos, pues existían solo para adorarlos. Citando un asunto de Cuzco, menciona que en ese entonces el testimonio de los indígenas se limitaba a una promesa pero ahora ante el Rey de España representado por el corregidor de la región, adaptando su fórmula al nuevo sistema.

Por último, solo resta confiar en que esto no sea una de las idealizaciones realizadas por Garcilaso de la Vega.

Hombre-dios

Para la existencia de los dioses es necesario el ser humano, de qué sirve ser rey si no hay a quien gobernar. Este tema se ha tomado incluso en el cine. En la película "Furia de titanes" los dioses tienen miedo porque la gente ya no cree en ellos y ya no les pide como solían hacerlo y es de lo que se alimenta su existencia. Es por eso que los dioses necesitan de algún servidor  para ello, los dioses no se pueden hacer visibles con los humanos, es como con la gente famosa, si se ven caminando por las calles como simples civiles, el interés por ellos será nulo, mientras mas se hacen del rogar, más éxito tienen. Hay que tomar en cuenta que las personas también se cansan y va a llegar un punto donde cambien a los seres deseados, idolatrados, etc., por alguno que les ofrezca no todo, sino un poco más. En el texto del Huarochirì se puede ver esto, Pariacaca no puede llegar simplemente a gobernar y decir que es el dios todopoderoso, necesita de alguien que impulse la creencia en él. La manera de ser un dios no era cosa difícil, para poder lograrlo solo era necesario que algunos indios sin fe, sin temor a blasfemar o ser herejes, creyeran que por tener algún don especial bastaba para ser una deidad. Existían los hombres-dios. Son los encargados de hacer comunicar lo que el dios exige o reciben las oraciones de los hombres (creyentes) y las transmitían al dios, todo esto inducidos por alucinógenos u otra cosa.
Como ejemplo esta la existencias del dios Pariacaca, primer dios en la cultura guiracocha. Para su creación y devoción necesitó la ayuda de los seres humanos “hoy por mi, mañana por ti”. En especial de un humano que tenía por nombre Huatiacuri, un ser muy pobre, pero honrado. Huatiacuri tendrá en este punto el trabajo del hombre-dios:
Pariacaca nació de cinco huevos en el cerro de Condorcoto. Un solo hombre, un pobre llamado Huatiacuri, que, según la tradición, era también hijo de Pariacaca, fue el primero en ver y saber de este nacimiento.
Tenemos al dios principal y a su hombre-dios, nadie sabe de la existencia de Pariacaca y por eso necesita de algún humano para que abale su verdadera existencia, necesita seguidores para poder seguir surgir como un dios poderoso y único. Gruzinski menciona en su libro El poder sin límites que los dioses (Pariacaca) y los líderes (Huatiacuri) forman una pareja cuyos miembros más de una vez se verán mezclados en los mitos y las tradiciones.   Huitiacuri como hijo de Pariacaca, algo que no se puede comprobar por ser esta historia relato de un relato de la antigüedad, pero así ha pasado a la historia. 

Sor Juana y su comentario a la conquista

En la loa a El divino Narciso, los personajes son alegorías, por un lado las españolas y por otro las mexicanas. Al comienzo  occidente habla de los rituales prehispánicos y su adoración al dios de las semillas, pero la religión en representación del cristianismo viene como la verdad para que dejen a ese falso dios. Para que occidente se rinda es necesario que lleguen los ejércitos españoles a conquistar, haciendo huir a los mexicanos y venciendo así España, pero la pelea no solo se da en combate físico, también hay un enfrentamiento de cuál dios es verdadero, así se completa la transformación al cristianismo con los puntos de la religión contra el dios de las semillas, que en cierto aspecto se dice que van a adorar a un mismo dios.

                Lo que presenta aquí Sor Juana es una forma de decir que por medio de la fuerza se logro conquistar a los mexicanos, pero que la religión intervino para convencer de que su mundo no era real, sino conducido por una falsedad. La religión intento hacer ver a los indígenas que su dios era como el de ellos, pero mejor, aunque no se pudiera ver, a él podían acudir todos, logrando así que los mexicanos aceptaran su nueva visión. Aunque fuerza militar fue la que logro derrotar a los indígenas, la religiosa fue la que realmente logro convertirlos, ya que en cierto aspecto logro que los indios dejaran la idolatría, pasándola a otro dios.

Las quejas de Sigüenza en su Alboroto y motín de los indios de México

Lo que nos presenta Carlos de Sigüenza y Góngora, no solo son quejas, también proporciona noticias de que sirven al encargado del gobierno en el momento, con información referente a los distintos puntos de poder en el continente americano, dando a conocer la situación que están pasando algunas aéreas controladas por España, como cuales indios se han dejado transformar y los que aun no se dejan entregar, en este caso los chichimecas. La información referente a los encargado
s son sus propuestas y logros en los pueblos, como el casamiento de Carlos.
                También informa sobre como el dinero a funcionado para construir las ciudades, los fuertes militares y todo lo conveniente al imperio español, así como la construcción de las iglesias para los indios, donde mucha parte de la construcción se hecho a perder por una gran lluvia que también afecto a la comida, dejando una gran hambre y destrucción. Pero lo principal de su escrito es su opinión en contra composición de la sociedad novohispana y el odio que los indios le tenían a los españoles, donde él mismo atacaba a los indios con sus comentarios negativos acerca de ellos, así como su ira a que solo las indias sabían hacer las tortillas, el desprecio el trabajo debido a que ellos ganaban dinero por ello.


                Para él los indios son peor que la plebe (negros, pobres), son ingratos, no saben nada y le enfada aun mas saber que los indios hacían figuras de españoles para golpearlas y maldecirlas, Góngora no se pregunto el por qué los indios actuaban así, no pensó en el abuso que se les hacia ni en la pobreza que vivían, frente a los lujos de los nobles, lo cual fue el detonante del alboroto, donde Góngora acusa al pulque, que fue prohibido. La obra que muestra como los culpables a los indígenas, también muestra a los cabecillas del gobierno como irresponsables al no poder controlar la situación. 

Un hombre nacido mujer

La vida del singular de Catalina de Erauso está ligada en cierto aspecto a un lazo con su familia, comenzando con la vida militar de su padre y la vida religiosa de su tía y madre, representando así un estereotipo marcado de la época que ella acepta solo en su juventud. Sin embargo, ella deja nacer a Francisco de sí misma, al dejar la iglesia se dedica en cierto aspecto a la vida de un pícaro buscando como salir adelante, consiguiendo patrón tras patrón, obteniendo dinero y escapando siempre de los problemas que se busca, para después convertirse en algo parecido a una obra de novela de capa y espada.
El ser un hombre se le presta muy bien, inclusive cuando escribe las expresiones en masculino hablando de ella misma son tan naturales, ni su propio hermano o padre la pueden reconocer debido a su masculinidad. Su fuerza, su apariencia, la vuelven un indiscutible hombre, siempre en peleas a las que no huye, golpeando e insultando, inclusive capaz de conquistar a una mujer, seguir en cierta forma la vida militar de su padre, dejando atrás todo el modelo de una mujer de su época, ya que conoce el mundo y toma sus propias decisiones,

            Aunque no solo es de admirarse tan solo su propia historia, sino que su obra posee información, son cartas de relación, nos aportan datos como fechas, puertos, ciudades y personajes importantes así como situaciones. El relato en sí nos cuenta un reflejo de su alma, lo que es la vida de un hombre de acción, vive lo que otras mujeres no podían vivir, una aventura varonil, así como el seguir los pasos de un hermano militar, al cual se topa, inclusive su masculinidad es tanta que es fácilmente aceptada por los mismos hombres.

Huiracochirí en relación con otras mitologías

A pesar de que el autor del Huiracochirí se ve guiado por una influencia cristiana respecto a las historias sobre en su obra, como específica al final de algunos capítulos (el diluvio y la muerte del mesías), también posee muchos parecidos a la miología de otras regiones. Comenzando al igual que muchas mitologías aparece la separación entre huacas, los seres sagrados y los huillca, las divinidades menores.
            Comenzando con la pelea de los huacas Yanañamca y Tutañamca contra Hualallo Carchico, donde son derrotados los dos primeros, se remonta a los hermanos del Popol Vuh, Hunahpú e Ixbalanqué, los cuales vencen a sus primos y se quedan con su abuela donde ellos tienen que fertilizar la tierra, el caso de Hualallo, el queda como encargado pero de la vitalidad de los hombres, aunque el fin es distinto, el hecho de la pelea para ver quién es el encargado queda marcado, como en la pelea entre Rómulo y Remo, hermanos que pelean entre sí por el futuro de Roma.
Inmediatamente después se hace la mención de comer al recién nacido, ya que Hualallo se comía al hijo no preferido, ya que los hombres no podían tener hijos, cosa que hace Cronos también realizaba  pero solo para no ser destronado. El destronamiento de los dioses como aparece en el Huiracochirí, comienza con Yanañamca y Tutañamca que son vencidos por Hualallo y este a su vez por Pariacaca, para que finalmente la cadena termine con el vencedor dios de los cristianos, que también usurpo el lugar que tomo Zeus de su padre Cronos. Los dioses vencedores muestran de alguna forma su superioridad, en el caso de Pariacaca al vencer a Hualallo, decide enviar todas sus creaciones a la región de los anti, a si como Zeus envía a los titanes a distintos castigos, queriendo destruir incluso a los hombres, ya que no eran su creación y es así como el dios cristiano como ganador transforma a los súbditos de sus enemigos y hace olvidar a las antiguas divinidades.
Otros muchos ejemplos de temas comunes de la mitología universal posee el Huiracochirí, como el del diluvio o el de el fuego que cae a los hombres, el cual el autor compara con la muerte de Jesús que fue un castigo, pero también es referente a la extinción de uno de los soles o el día de la destrucción  de Sodoma y un tema muy importante, el de los animales y las razones de por qué algunos son cazados o amados.

Biombos



Uno de los temas vistos en clase es: Biombos novohispanos. Los biombos como objetos materiales, son de origen japonés, de varios tamaños y elaborados de forma artesanal con materiales como la madera, el bambú, vínil o vidrio, entre otros. En la Nueva España los biombos formaron parte del mobiliario de algunos palacios, casas de gobierno y hogares; aparte de dividir un espacio, se utilizaron para grabar en ellos temas que ocurrían en la sociedad. Representaban temas religiosos, festividades y cotidianos. En el siglo XVII y XVIII algunos mostraron en sus mamparas el tema de los cuatro elementos y las artes liberales; otros, tenían representaciones de temas mitológicos y alegóricos. En el año 2006 el Museo de Navarra, España adquirió un biombo de origen mexicano que data del siglo XVII, el cual fue restaurado y en él aparece las cuatro partes del mundo conocidas en esa época: África, Europa, América y Asia. En la actualidad, se utilizan los biombos el lobby de algunos hoteles, ya que su precio es elevado; estos muestran figuras aisladas sin más trascendencia. En la ciudad de El Paso, Texas visitando una de las tiendas de artículos decorativos tuve la inquietud de adquirir uno, pero el costo del mismo era alto fuera de mis planes financieros y claro, no contenía nada trascendental de la historia. 

Doble moral en Amar su propia muerte

Algo que me llamó la atención en Amar su propia muerte fue la doble moral de sus personajes. En la Jornada I se encuentran Sísara y Jael hablando y mencionan la existencia de una esposa de Sísara: una tal Irene de la que no se vuelve a hablar en la historia. Sin embargo, a mi me llama la atención puesto que el hombre casado se encuentra diciéndole a Jael que es mucho más hermosa que su esposa y obviamente pretende ser infiel (creo que hubiera sido de haber podido), y esto no es algo trascendente, es decir, en realidad no se le da importancia al hecho de que Sísara sea casado, y es tan aceptable que busque serle infiel a su mujer que esto no se retoma en la historia. Sin embargo, cuando Cineo se encuentra con la posibilidad de que Jael le haya sido infiel, cambian sus sentimientos hacia ella, y busca vengarse del hombre que, el suponía, había estado con su esposa.
Se le llama doble moral porque el hombre tiene derecho a hacer algo que la mujer no debe, por ejemplo la idea de que las mujeres deben ser vírgenes hasta el matrimonio, mientras que en los hombres esto no es un requisito. Ambas cosas (el sexo premarital y la infidelidad) eran toleradas en los hombres, mientras que en las mujeres eran vistas como graves crímenes morales. Y a pesar de que han pasado siglos desde que estas ideas quedaron impresas para la posteridad, aún ahora podemos encontrar casos de doble moral en nuestra sociedad, principalmente propiciados por la iglesia.

Cambio de género como mecanismo de defensa

Si tomamos en cuenta la fecha en la partida de bautizo de Catalina de Erauso (1592), tenía solamente ocho años cuando se escapó del convento para dar inicio a una vida errática y llena de aventuras. Probablemente debió nacer con un temperamento muy activo, fácilmente irritable, lo que le hizo insoportable el ambiente del convento, de manera que decidió darle un giro completo a su vida.
Aunque desde el momento en el que salió decidió cortarse el cabello y vestirse como hombre, terminó de conformar su personalidad en los años en los que vivió entre hombres, trabajando y pasando sus ratos de ocio en pasatiempos exclusivamente masculinos. Esto, además de un notable ingenio natural, le ayudaron a sobrevivir a todas las situaciones en las que, de haber seguido en su rol de mujer, no debería haberse encontrado.
Sin embargo, aunque en toda su autobiografía habla de sí misma en términos masculinos, se llega a encontrar en momentos de debilidad en los que cambia el género en el que se expresa de sí misma: de masculino a femenino. En estos momentos se encuentra confundida y desamparada, por lo que se podría pensar que al usar el género femenino lo hace como mecanismo de defensa: de alguna manera inconsciente justifica su debilidad en el hecho de ser mujer, para que, una vez superada la situación de alto nivel de estrés, pudiera seguir sintiéndose capaz de sobrellevar otros problemas en su papel de hombre.
Además, el momento en el que decide confesarse con el obispo, es la culminación de una temporada de muchos problemas, en la que sus múltiples crímenes se encuentran a punto de alcanzarla al fin. Aquí tenemos otro ejemplo de la forma en la que usa su verdadera identidad de mujer para protegerse a sí misma (aunque este ejemplo ya no es tanto psicológico como físico).

La ironía del ahorcado.

El “Entremés entre dos rufianes” escrito por Fernán González de Eslava. En dicho entremés, la honra y la valentía se ven presentes de forma importante en la obra. La defensa de la honra por parte del agredido es la primera acción a la que nos enfrentamos en el texto (o en su caso, al público en la representación). Este personaje se presume un hombre fuerte, hábil con la espada y dispuesto a vengar la bofetada. “Si no se hubiera ahorcado” hubiésemos apreciado toda la fuerza y coraje por parte el ofendido, el cual se detiene de dar estocada al cuerpo del supuesto muerto para no manchar su espada.
Si el personaje vengador de verdad quisiera lavar su honra de aquel insulto, sin importar manchar su espada, no importaría que ya estuviera muerto. Con esto se pude apreciar una falda valentía por parte de él. El supuesto ahorcado también presume de una gran fuerza y de ser un hombre valiente. Esto deja mucho qué decir e introduce esa parte de humor en la obra, pues, el personaje se muestra desde un principio como alguien cobarde ya que evade el enfrentamiento con el ofendido. El ahorcado detalla una lista de las diferentes formas en las cuales mataría a su vengador, “y el braço y el pie derecho con que me hizo ademanes le cortara, y esto hecho […]”. pero se justifica de no hacer por haberse fingido muerto: “si no estuviera ahorcada”. Es entonces la ironía el principal tema de la obra y se encuentra representada en el segundo personaje y en todo su diálogo, dando con ello un gran tono humorístico a la obra y no sólo en eso recae lo irónico, se comparte también con la clase popular a la que pertenecen estos dos sujetos pues ambos hombres son un bajo nivel social, dedicados a la estafa, es de esperarse el engaño y la falta de valentía. El rufián pretende defenderse y limpiar un honor ausente en su personalidad, pero al encontrarse con uno de su misma clase, caen en el engaño de una supuesta muerte. Los dos hombres pretenden presentarse ante el tercer personaje como valientes y atrevidos, pero en realidad su condición de estafadores no permite dicho engaño y por medio de esto la ironía se encuentra latente en la obra. (Laura Rosales, clase 5.2)

domingo, 29 de septiembre de 2013

Dioses odiosos en "loa al divino narciso"

El texto de Sor Juana "Loa al divino Narciso"
me gustó, pero encontré ciertos aspectos que no logré entender. Primer punto: como ya he mencionado en otras entradas, el sacrificio humano ofrecido por los indios a los supuestos dioses tenìa su fin, su vitalidad. Creían (y no tiene nada de malo creer en algo, para poder seguir viviendo) que la sangre de los sacrificados llegaba hasta con los dioses y eso ayudaba a la fertilidad de su comida, sus sustento.
                Dad de vuestras venas
                la sangre más fina,
                para que, mezclada
                a su culto sirva.
 Antes de la llegada de los españoles no se creía que la muerte fuera pecado. La Religión y el Celo llegan a la América y quieren imponer sus ordenes, los indios tienen que dejar de creer en su dios en primer paso empiezan una guerra en la cual los indios (América) no pueden defenderse. Después de atacar, la religión pide piedad para con esta América casi derrotada, el Celo se extraña porque la Religión defiende a América a lo que ella contesta:
             Sí, porque haberla vencido
             le tocó a tu valentía,
             pero a mi piedad le toca
             el conservarle la vida:
             porque el vencerla por fuerza
             te tocó: más el rendirla
             con razón me toca a mí,
Lo que está mal con los indios no es que  se sacrifiquen unos a otros, si no que no adoran al dios que la iglesia quiere, pues esta aprueba el sufrimiento que pasaron los indios y aún se digna a pedir piedad por ellos al celo.

Number five.

Cada número tiene su razón de ser. En algunos casos se utilizan para comentarios de la vida cotidiana acompañados de alguna frase un tanto metafórica "esto está del uno", "vales mil", etc. Las culturas, las religiones, los cultos, han utilizado los números durante la mayor parte de su existencia para tener algún referente sobre lo que son. Se sabe que el número perfecto en la religión católica es el 7. "Setenta veces siete, perdonar al que me ofende". Siete pecados capitales, etc. Es por eso que el número 6 es del diablo, al no ser tan perfecto y estar por debajo del Dios todopoderoso de los católicos, el diablo se tiene que conformar con el número inferior a Dios. Así existen otro ejemplos sobre la existencia de los números y sus funciones. La finalidad de este pequeño comentario cae sobre el texto Ritos y Tradiciones de Huarochirí, algo que me llamó la atención fue el uso del número cinco:
           He aquí el relato. Como Pariacaca y sus hermanos eran cinco
           hombres, cayeron bajo la forma de lluvia desde cinco lugares diferentes. Esta
           lluvia era amarilla y roja. Después, convertidos en relámpagos, se arrojaron
           también desde cinco lugares diferentes.
Cinco son los dioses, cinco lugares diferentes de donde se arrojaron, en otro ejemplo "Así el hombre que recibía sus poderes de la Golondrina se fue con los otros chamanes con la orden de estar de vuelta en sólo cinco días." ¿Por qué la utilización del número cinco y no del número nueve o el ocho? Eso no lo sé, pero el significado de este número. Según el significado de los números en la Biblia el 5 quiere decir "algunos", "unos cuantos", una cantidad indefinida. Así, se dice que en la multiplicación de los panes Jesús tomó 5 panes (algunos panes). Que en el mercado se venden 5 pajarillos por dos monedas (algunos pajaritos). Podría ser que al no tener cuenta en realidad del tiempo ocurrido entre acción y acción se utilizara este número por la falta de conocimiento como un número estimado.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Fiestas: tocotín, carnaval y bacanales (Parte II)

Una celebración similar practicaban los antiguos griegos en honor al dios Baco, deidad del vino. En esta fiesta también se rendía culto a la fertilidad. F. Nietzsche señala que
Las fiestas de Dionisio no sólo establecen un pacto entre los hombres, también reconcilian al ser humano con la naturaleza. De manera espontánea ofrece la tierra sus dones, pacíficamente se acercan los animales más salvajes: panteras y tigres arrastran el carro, adornado con flores, de Dionisio. (Nietzsche 246)

Esto viene a colación debido a que lo dionisiaco, entendido también, desde el imaginario colectivo –de acuerdo con las afirmaciones de Nietzsche– como un estado de reposo, donde perduran la saciedad del apetito tanto alimenticio como sexual y la sed de vino, en un ambiente de comunión respecto al culto de la fertilidad, al ser todos parte de la tierra, sin distinción alguna, será una característica del carnaval, adoptado por la religión católica.
        

  El carnaval es una celebración que se realiza antes de las carnestolendas, de donde deriva dicho término –carnaval–. Carnes tollendas significa “deben suprimirse las carnes” (Pájaro M. 46). Antítesis –y antecedente– de la cuaresma, el carnaval es un “rito […] donde la sociedad se toma un respiro en la aplicación de sus normas para dar lugar a la desinhibición y a la locura colectiva, colectiva”,  que se caracteriza por un “estallido elemental de pasiones, apetitos y animalidad, porque todo está permitido” (46). Con ello, cabe resaltar la escisión que estableció la religión cristiana, que los antiguos mexicanos carecían. Hablamos de ideas como el bien y el mal, el demonio y el diablo, la creación y la destrucción.[1]
       Los cristianos aprovecharon estas similitudes para establecer la imposición de su religión. Sin embargo, nada garantiza que los supuestos conversos hayan aceptado la nueva ideología católica. Así lo muestra Sor Juana en los últimos versos de su Loa donde todos cantan Dichoso día/ que conocí al gran Dios de las Semillas!/ refiriéndose al dios omnipresente cristiano. Lo cual revela que siguieron creyendo en su deidad terrenal, adoptando sólo un nuevo relato. Tal vez por ello Elliott expresa que “…existía escepticismo sobre la sinceridad de las conversiones en masa de los indígenas” (283). Lo que sí sabemos es que, hasta nuestros días, la introducción del cristianismo ha sido todo un éxito, al ser México uno de los mayores devotos a dicha religión.




[1] Recordemos que en los relatos del Inca Garcilaso de la Vega, éste menciona cómo los Incas no tenían una idea clara y concisa de la creación del mundo, inventando distintas historias sobre ello. 

Fiestas: tocotín, carnaval y bacanales (parte I )

Una de las cuestiones que ha causado interés entre los estudiosos de Sor Juana, específicamente de la obra que nos ocupa, es la alusión al tocotín. El diccionario de Autoridades de la Real Academia de la Lengua Española lo define como “Antigua danza popular y canto que la acompaña” señalando que es algo exclusivo de México. De ésta, conocida también como “mitote” o “danza azteca festiva”, se conoce su existencia y su práctica como celebración en honor a un dios debido a su inclusión en las obras dramáticas de la Colonia (Hanrahan 51). Thomas Hanrahan nos cuenta que el primer texto donde se menciona dicha fiesta es Auto y Triunfo de la Virgen y Gozo Mexicano (1620), de Francisco Bramón. En él  detalla las características de la danza e incluye cada uno de los instrumentos utilizados, describiendo el material del que están hechos. Citando a Bramón, menciona que el término “tocotín” ya es de uso español, pues entre los mexicanos era llamada “netotiliztle”. El mismo, la define como: “danza que para relación o escrita no tiene gracia y donaire, que le comunican aquellos que diestramente deleitan en ella con sus agradables vueltas, reverencias, entradas, cruzados y paseos,…” (52). Con ello nos percatamos de que se trataba de una danza que se caracterizaba por el baile circular, dentro de cuyas marcas cíclicas se realizaban determinadas reverencias.[1] La cuestión del baile circular ya revela una asociación entre dicha ceremonia y el ciclo agrario. Es decir, la relación entre un ser supremo, la vida humana y la fertilidad de la tierra. Esto implica la cosmovisión de la cultura mexicana en la que existía una integración de dios y el hombre respecto a la naturaleza, como ya vimos anteriormente. Dicha circularidad de la vida, representada en los rituales teocráticos permanecerá en las fiestas posteriores, las cristianas. Mas, antes de ahondar en ello, veamos cómo se manifiesta dicho fenómeno en el Auto de Sor Juana.
Estructuralmente ya se encuentra una construcción cíclica, puesto que comienza con la canción y baile alusivo al Dios de las Semillas y termina con el mismo. Además, este canto repetitivo que funciona como estribillo de los versos, marca ya un ritmo, siento la repetición característica de la circularidad. La autora de la Loa, que utiliza la referencia al tocotín como introducción, dota al texto de un tinte festivo y alegre.
¡Dad a vuestras venas
La sangre más fina
Para que, mezclada,
A su culto sirva;
Y en pompa festiva,
Celebrad al gran Dios de las Semillas! (3)



Este Dios de las Semillas es  Huitzilopochtli, a quien le construían una estatua con forma de hombre a base de todo tipo de semillas cultivadas en aquella región, durante la fiesta Tóxcatl, fiesta que se hacía en honor al mismo, donde se preparaban distintos platillos, realizaban sacrificios y danzas para venerarlo. Con ello buscaban –además de mantener contento a su dios– que las cosechas perduraran durante todo el año.[2]



[2] Esto se puede apreciar el texto de Rabinal Achí, danza que fue adaptada como obra teatral.
[3] Para saber más sobre la fiesta de Tóxcatl, confrontar La visión de los vencidos. 

viernes, 27 de septiembre de 2013

Dioses en juego con la percepción, o la percepción jugando Dioses.

Comentarios reales, de Garcilaso de la Vega, es una obra de suma importancia puesto que cumple varios fines bastante útiles para comprender la cultura Inca. Por un lado remarca una especie de línea evolutiva en el pensamiento teológico de los mismos, en el sentido de que revela una transición de percepción y construcción de su imaginario teológico que va desde lo visual o material, hasta llegar a lo alegórico y simbólico; mismo que a su vez , por ejemplo, podemos percibir en la evolución del ídolo: de una simple piedra a Mamacocha o “madre mar”; nombrada así porque les daba el sustento al igual que la tierra (y así cada uno de los 4 elementos fundamentales eran elevados al rango de deidades en base a la utilidad de los mismos) pasando por otros “huacas” materiales, hasta llegar a Pachacámac, el Dios invisible o ánima del universo. Lois Parkinson Zamora, en La mirada exuberante Barroco novomundista y literatura latinoamericana, puntualiza esta situación de transición en la manera de adorar a los dioses, sólo que aludiendo a la idolatría azteca frente a la religiosidad española. De acuerdo con él, los aztecas consideraban que la imagen del ídolo albergaba en sí a la deidad, era una extensión del Dios sobre la tierra (imagen como presencia) (16), mientras que en el cristianismo, la imagen representaba a la deidad, no la contenía (19). Esta construcción del imaginario Inca que se vuelca en un alejamiento gradual de lo visible, o de lo terrenal a las alturas, al ámbito de la invisibilidad, al campo de lo alegórico y representativo, aparece espléndidamente marcado por Garcilaso, mismo que aunado a su intención de dar mayor crédito al cristianismo, y a su condición de inca converso, su obra adquiere autoridad en cuanto al tema tratado ya que no sólo enriquece los conocimientos generales del lector respecto a los incas, sino que también abona a la manera en que se ha tratado el mismo tema y el cómo se ha contextualizado.

La presencia femenina en Amar su propia muerte.

A lo largo de la obra, además del ambiente bíblico, se presentan ciertos rasgos que dibujan la importancia de la presencia femenina en distintos ámbitos. El principal catalizador es el personaje femenino, la presencia de la mujer tanto en la organización social, política y amorosa es vital en el desarrollo de los eventos. A través de ello se encausan los temas principales. Por un lado, es claro el acercamiento afectivo del narrador respecto a Jael, la heroína de la historia, y con ello, hacia el matriarcado ahí propuesto, ya que es la única que logra manejar diversas virtudes que al parecer la presencia de lo masculino no refleja, o por lo menos no con el mismo espíritu que Jael, ni siquiera el rey Jabín, puesto que se comporta como un cobarde ante la amenaza de derrota frente a los cananeos. La mujer es dueña de la inteligencia, belleza y lealtad, virtudes que parecen alimentar el objetivo político a través del brazo de la cultura, de la “propaganda” de la monogamia por ejemplo para seguir manteniendo ese control y orden sobre las razas, actitud que hace muy notoria la conjunción iglesia y gobierno. Por otro lado, Jael es una heroína en la medida en que permite expresar el lado vil de los más altos poderes, desde el rey, príncipes, militares, hasta los más bajos en la escala social como son Vigote y Dina, verdaderos autores del embuste amoroso. Con ello, me parece que Juan de Espinosa aporta no solamente con sus ejemplos a fortalecer la moralidad, sino también, con una crítica a su gobierno.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Mercado del Volador

La lectura realizada al texto Alboroto y motín de los Indios de México de Carlos de Siguenza y Góngora es una carta informativa al almirante don Andrés de Pez; En ella, hace una relación de sucesos y se menciona uno de los mercados más grandes que ha tenido la capital del país, se trata del Volador. Recordemos que el comercio en esa época  también se le denominaba tianguis y era ambulante, ubicado en plazas, plazoletas y calles por donde transitaba la población. Los mercados y tianguis en la época colonial se establecían por todo el territorio nacional, beneficiando a las personas que realizaban compra-venta de artículos necesarios para su alimentación; como lo vimos en la lectura, hubo conflictos en relación al precio del maíz según la oferta y la demanda, subía o bajaba de precio. Hernán Cortés en las Cartas de Relación menciona que observó los inmensos espacios que los nativos utilizaban para comercializar productos. Bernal Díaz del Castillo en Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España dice que no solo conoció el mercado de Tlatelolco, también otros ubicados en poblaciones como Xochimilco. El mercado del Volador tiene una gran historia; en 1624 el espacio que ocupaba la Plaza del Volador empezó a utilizarse para diversas actividades como corridas de toros, celebraciones onomásticas, peleas de gallos y carreras de liebres; ese espacio se habían construido con cajones de madera y posteriormente su estructura era de mampostería, dentro de él, todo era bullicio; se extinguió a causa de un incendio. Una de las riquezas culturales de nuestro país, radica en las tradiciones y creo que el acudir a un mercado popular fomenta una parte de la cultura que no debemos olvidar. En la actualidad los mercados sobrepasan las expectativas de comercialización que las personas puedan encontrar. Ahora se les denomina "supers" o "mall" y en efecto, ahí encontramos todo lo necesario para el abasto familiar pero, no hay que olvidar que los mercados son el inicio de encuentros familiares, de amistad y amorosos que no deberían pasar de moda.

lunes, 23 de septiembre de 2013

El error de la idolatría inca.

Sin duda alguna, la obra Comentarios reales, del Inca Garcilaso de la Vega es un intento por explicar y contar la verdadera vida de los incas antes de la llegada de los españoles. Como él mismo menciona en el proemio, su intención es aclarar las descripciones que los exploradores peninsulares escribieron en sus registros y crónicas, pues la mayoría de estos escritos eran confusos para los mismos indios, incluido Garcilaso de la Vega.[1]
Su primera aclaración, motivo de este artículo, es la división entre los pueblos anteriores a los incas y los incas, tomando como punto de partida su religión. Los incas eran un pueblo que practicaba un aparente monoteísmo cuyo dios era el Sol, sin embargo, aunque tenían a la Luna como su esposa y al rayo como su sirviente, el culto era para el Sol. Así mismo, también tenían por  deidad a Pachacámac, a quien no habían visto y por eso no le adoraban más que internamente. Carecía de templos o de rituales.
Por otro lado, los pueblos mencionados como “antes de los incas” tenían una religión politeísta, divinizando a cuanto veían en el mundo y les causaba sorpresa o admiración. Al igual que ocurría con el pueblo maya, estos indios adoraban a una infinidad de animales por sus características tan sobresalientes como la fiereza de los leones, osos o tigres, dejándose comer por estos en caso de encontrarles; o por la belleza o monstruosidad de las lechuzas y las serpientes respectivamente. Y más que animales, tenían por dioses a las diversas fuerzas de la naturaleza, como la tierra o el mar, así como todo aquello que les significara un provecho o beneficio.
Esta distinción hecha por Garcilaso de la Vega es muy importante, pues demuestra que la religión inca no era como le describían los españoles, sino que ellos hicieron una fusión de las religiones anteriores o de los pueblos ajenos al Imperio Inca.
Otra confusión aclarada en la misma obra se refiere al mal entendimiento que los conquistadores tuvieron de la palabra huaca, pues para los nativos tenia diferente sentido y no solo para señalar a una deidad, pero los oídos españoles no lograron entender esta distinción y creyeron que todo lo designado por la palabra huaca se refería a algo divino.
En conclusión, la obra del Inca Garcilaso de la Vega debe ser tomada en cuenta al estudiar sobre el tema de idolatría inca, pues no solo describe los mitos y rituales que se tenían, sino que también corrige los errores presentes en los escritos españoles que se dieron en los primeros años de la conquista del Perú.




[1] Se debe tener en cuenta que él mismo se denomina un indio a lo largo de texto.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Motín y Alboroto en México

El texto que Sigüenza y Góngora dirige a don Andrés de Pez, más que una carta es una extensa crónica del acontecimiento que presenció sobre la rebelión de los hombres y mujeres del pueblo contra el virreinato. Sin embargo, no comienza narrando los hechos como tal, sino que presenta una serie de eventos anteriores a lo ocurrido frente al Real Palacio.
            A pesar de los numerosos capítulos de la carta, logro distinguir tres diferentes etapas en las que esta se desarrolla. En comienzo, como los cronistas de la Nueva España se dirigían a sus reyes, Sigüenza y Góngora también lo hace y habla sobre los temas que tratará y la de extensión del texto, el autor hace una introducción simple y breve en la cual desde el comienzo se sabe que los asuntos que se van a tratar son malos.
            Desde la parte titulada Algunos logros durante el gobierno del conde de Galve, hasta la que se nombra Se inquieta el pueblo, abarca la segunda etapa de la carta de Sigüenza y Góngora, en ella se narran acontecimientos anteriores al motín, y que dieron paso a que los pobladores optaran por la rebelión, se comienza con el desalojamiento de piratas en Campeche y otras costas como Colima y Sinaloa, quienes saqueaban los puestos del comercio mexicano, esto durante el gobierno del conde de Galve, quien siempre estuvo atento en todo lo que hizo falta.
            El factor que provoca la escases de alimentos es la lluvia, que en un principio inunda la capital, y luego se toman medidas de seguridad cuando las lluvias regresan, en este momento hubo un eclipse que provocó miedo entre la gente, sin embargo el autor siente un gran privilegio de poderlo observar.  

            La última etapa, según mi punto de vista, abarca desde El primer tumulto en la alhóndiga hasta el final, donde conocemos las consecuencias que trajeron los enfrentamientos. Se narra en esta etapa el motín como tal, para lo cual, tuvimos que conocer antes una vasta sucesión de acontecimientos. Aquí Sigüenza y Góngora nos habla de cómo avanzaron los hombres a su casa exigiendo muerte para el virrey, pues este los mataba de hambre, armados con palos, piedras, y portando banderas y mantas. Fuera, incendian el palacio del Virrey, ante lo cual hombres como el obispo y el propio Sigüenza, intentaron detener sin tener éxito. Ante el alboroto el Virrey se oculta en un convento franciscano. La carta finaliza con la narración de las anteriormente mencionadas consecuencias.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Jael, la mujer pesadilla?

Si mi memoria no me falla, en la clase discutimos cómo la mujer es presentada negativamente en Amar su propia muerte, ya que traiciona a su esposo, a su patria, es vista como débil, etcétera. Sin embargo, y a mi parecer, ella mostró tener la fortaleza de muchas superheroínas actuales, tomando en cuenta la determinación, fiereza y el trabajo de ser cazadora lo que me llevaron a pensarlo de esta manera. Mientras leía la obra, en realidad lo primero que pensé fue la Mujer Maravilla una vez que leí las proezas de Jael, y no a la mujer débil que se mencionó en clase. Y eso, a su vez, me llevó a ponderar sobre cómo podría haberse visto mal una mujer que logró igualar a un hombre en habilidad, fuerza e inteligencia.
No me pareció Jael como una débil. Fue muy liberal, y creo entonces que eso fue lo que la condenó a ser condenada por la representación. Me hizo comparar la situación actual--en donde las mujeres son bien vistas si toman la iniciativa y si toman estos roles de fuerza física como el ser cazadora--con aquella y maravillarme con la evolución del rol de la mujer de aquellos siglos. Jael logró destacarse entre las personajes por su fuerte voluntad, aunque seguramente para simbolizar algún negativo del mundo.
Es interesante cómo lo negativo de aquellos tiempos se volvió un positivo para esto

lunes, 16 de septiembre de 2013

Amar su propia muerte

Juan de Espinosa Medrano, es autor de esta única obra titulada Amar su propia muerte, que significa un gran paso en la dramaturgia del siglo XVII peruano. La obra sigue la estructura tradicional del teatro del Siglo de Oro. A diferencia del drama de Ollantay existe un dramatis personae definido, pues es lo principal que se observa en el teatro barroco.

            La obra rescata muchos de los puntos tratados por Lope de Vega en El arte nuevo de hacer comedias, por ejemplo, la estructura de tres actos, y el elemento tragicómico. Como Lope toca en su texto, Espinosa se vale de diferentes formas métricas para su obra, aquí por ejemplo, la obra inicia con un tono belicoso en el diálogo de Sísara. Al hablar de dicho tema es propio el endecasílabo que se utiliza, pues la guerra es un tema mayor propio de los héroes y de los caídos, recordando la estructura métrica de La Araucana, y el discurso que esta abarca. Otra forma métrica que utiliza Espinosa es la silva en los diálogos entre los personajes, por ejemplo, la escena segunda del primer acto, donde platican el capitán y Sísara, es una pequeña silva dentro de la obra. En ciertas escenas de la comedia el autor escribió también en octosílabos, un ejemplo, son los monólogos de Jael.

            El argumento de la obra es la relación que se presenta entre Sísara, Jael y Cineo. Sísara está enamorado de Jael, sin embargo ella lo rechaza, y por medio de un retrato que llega a las manos del soldado, Cineo comienza a pensar que es engañado por su esposa, sin embargo, Jael permite que esto ocurra como parte de su estrategia, al tiempo que se tiene bajo tormento al pueblo de Israel, que finalmente es victorioso. La obra es ante todo, una comedia de enredos, existen los personajes que engañan y los engañados, que son los mencionados anteriormente, el objeto por el cual se inicia el enredo, en este caso, el retrato, y un personaje elemental para el desarrollo de la confusión: el gracioso, Vigote, quien sigue las órdenes de su amo, Sísara, y comete error tras error desarrollando así su papel dentro de la comedia.

El drama de Ollantay

Ollantay es una obra dramática peculiar por su estructura y su contenido. Se conoce escrita en prosa y verso y tiene algunas características de diferentes épocas del teatro en su desarrollo.

            La versión vista no tiene un dramatis personae en un comienzo, no hay cuenta de los personajes sino hasta que el texto avanza y por tanto no podemos saber quiénes son ni qué papel desempeñan, sin embargo, la lectura de la obra es tan amena que ella misma nos dice lo propio sobre cada uno de ellos. Así por ejemplo descubrimos que Ollantay es, y no por el título de la obra, el héroe y el personaje a quien se le niega estar enamorado de la hija del Inca por ser un plebeyo y que Cusi Ccóyllur es la dama que sufre por el amor del héroe.

            En Ollantay existe una transformación del personaje similar a la ocurrida en El condenado por desconfiado, de Tirso de Molina, y es que Ollatay, al saber que Pachacútec no le concederá a Ccóylur como esposa, se transforma en la Némesis de la historia, dejando detrás el pensamiento de sus antiguos logros con Pachacútec. En la obra de Tirso el personaje, Enrico, pasa de ser un delincuente a un personaje lleno de bondad que finalmente asciende.

            La obra significa desde mi punto de vista una recopilación de elementos del teatro antiguo. Tanto la tragedia griega, como el teatro del siglo de oro están dentro de este texto a través de personajes que llevan a cabo funciones que en dramaturgias como las mencionadas, eran elementales. Por ejemplo, el personaje llamado Huillca Uma, que habla de vaticinios en la obra y es una especie de vidente, recuerda al Tiresias clásico del teatro grecolatino, así como la aparición de un coro de niños y otro de ninfas que intentan hacer sentir bien a Ccóylur en compañía de su padre, esto, si recordamos que la función del coro y del corifeo era la de aconsejar a los personajes en el teatro clásico y hablarles de su destino. Otro de los personajes es Piqui Chaqui, quien tiene la función de un gracioso siglodeoresco por sus frecuentes bromas, sentido del humor, además de servir fielmente a Ollantay, su amo. 

sábado, 14 de septiembre de 2013

Showing a la monja

De todos los aspectos que encontré en la historia de la monja Alférez, también conocida como Francisco Loyola, el que más me llamó la atención fue el de su narrativa. La trama, aunque peculiar para los estándares de la época, no me llamó tanto como la narrativa que me recordó a mis clases pasadas de análisis literario y que me hizo musitar una palabra inglesa mientras leía la historia de esta monja: showing.
Qué es el showing? Es, contrario al telling, la técnica de mostrar al lector las acciones de la trama, sin entrar a detalles digresivos. Es sencillamente describir la escena y los actos, y nada más. Lo demás queda en la imaginación del lector.
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Si bien, el estilo narrativo no era tan estudiado y notado en aquellos siglos, es inevitable el que uno llegara a comentar alguna vez de los modos de relatar de los libros. Y este me pareció totalmente intrigante debido a que carecía alguna cierta subjetividad y se enfocaba en relatar lo presentado, mas no lo vivido por la narradora. Ella contaba lo que pasaba, mas no daba un análisis a ello. No buscaba demasiado justificarse, sino exponer su vida y dejarlo así. Y me llegó por sorpresa debido a la costumbre de leer textos de aquellos siglos que por lo menos poseían un cierto párrafo con una opinión personal o alguna visión del mundo. La monja se limita a mostrar, pero no decir.
A qué se deberá este estilo narrativo tan frívolo, tan pegado a los hechos y no la verdad de uno mismo, a lo lineal y no a la digresión, a la exposición y no reflexión...? En mi opinión, debe ser señal de la personalidad de la narradora. Quizás por el contexto social de aquellos tiempos (donde se veía a las mujeres calladas como las más bellas, tal como se ve en el caso de La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón, en donde un personaje señaló que se le hizo más bonita una personaje que no habló durante un encuentro con el protagonista), y si verdaderamente es la monja la escritora de su historia, ella no era muy habladora y se limitaba a las cosas. Esto se debe a las escenas mismas donde la protagonista entraba en peleas, en donde se ve que todo lo arreglaba con la acción y no con las palabras. Es mi parecer que sea la narración y estas escenas de pelea lo más próximo que tengamos a conocer su personalidad.
Si es intencional este showing o si es el simple modo de narrar del autor, nunca lo sabremos. Mas, a mi parecer, es el único indicio que tendremos del psique de la protagonista.

La mujer en el siglo XVII



Historia de la Monja Alférez narra la vida, aventuras y experiencias de Catalina de Erauso, una mujer que, como pocas, se atrevió a ir en contra de la sociedad de su época. Escapando del convento donde estaba recluida, la joven monja de quince años se hizo pasar por hombre para vivir como tal en América, realizando diversos trabajos y asaltos.
Ahora bien, aunque se dice que las ansias y curiosidad para conocer el mundo fueron sus principales motivos, no debemos dejar de lado la condición de la mujer en el siglo XVII.
Envuelta en una sociedad que le deja todo al hombre, la mujer se ve obligada a necesitarle para poder mantenerse y protegerse. Al ver que la sexualidad era reglamentada tanto por el Estado como por la Iglesia, y que la castidad es uno de los elementos del honor de las familias, la mujer se ve en la necesidad de protegerse.
Entonces, ¿a qué puede recurrir la mujer para esta protección? ¿Qué opciones tiene en esta sociedad que sólo permite la debida instrucción del varón? La respuesta se limita a dos opciones: el matrimonio o el convento,
Sin embargo, ambas formas de vida era limitadas. El matrimonio no tenía más función que la de procrear; la mujer se limitaba a obedecer al marido y encargarse de las labores del hogar. Se veía obligada a preservar las costumbres morales de España y el honor de la familia. La educación es informal; la lectura y la escritura son innecesarias para la mujer, su instrucción se limita a la enseñanza del catecismo, buenos modales y labores manuales como tejer, bordar o cocinar, se les enseña a administrar el hogar y a educar a los hijos según las costumbres peninsulares.
En cuanto al convento, significaba la renuncia a todo. Cuando la mujer optaba por tomar los hábitos, era necesario que se olvidara del mundo e incluso hasta de su familia, todo a fin de llevar la vida religiosa y profesar la religión. Sin embargo, esto no siempre era respetado, resultando en marcadas diferencias entre las monjas ricas que gozaban de sirvientas y las pobres que vivían en celdas sin ningún privilegio.