De los numerosos cantares
incluidos en Libro de los cantares de
Dzitbalché, he de destacar el cantar número 15, mismo que carece de un título.
¿Qué es lo
que llama la atención en este cantar? Las instrucciones que da el mismo; pero diferencia del cantar 13 (Canción de la danza del arquero flechador),
van dirigidas a una mujer y tratan específicamente sobre la manera en que debe
vestir para lo que parece, algún día o evento especial, esto deducido por los
siguientes versos:
Poneos vuestras bellas ropas;
ha llegado el día de la alegría;
peinad la maraña de vuestra cabellera;
poneos la más bella
de vuestras ropas; poneos vuestro bello
[calzado;
colgad vuestros grandes
pendientes en los pendientes" de
[vuestras
orejas; poneos
buena toca; poned los galardones
de vuestra bella garganta; poned lo que
[enroscais
y
reluce en la parte rolliza de vuestros
[brazos.
En esencia, todo esto es un manual para la mujer, indicándole
la forma en que debe vestir. En cuanto a la situación para la cual debe seguir
estas indicaciones, se da en la frase “ha llegado el día de la alegría”, siendo
posible que sea para indicar alguna festividad del pueblo maya o algún ritual
significativo. O bien, pudiese tratar de algún día significativo para el hombre
que le dedica este cantar a su mujer y, orgulloso de ella, quiere alardear su
belleza, como podemos ver en estos versos:
Preciso es que seais vista
Preciso es que seais vista
cómo sois bella cual ninguna,
aquí en el asiento de Dzitbalché pueblo.
[Os amo
bella Señora. Por esto
quiero que seais vista en verdad
muy bella, porque
habréis de pareceros a la humeante
estrella; porque os deseen hasta
la luna y las flores de los campos.
Resalta en los últimos versos el deseo de resaltar la
belleza física de una mujer, queriéndole hacer destacar por sobre todas las demás
y aun ser más vistosa que el mismo entorno natural que les rodea.
La única incógnita de dicho canto se da en los últimos
versos:
Pura y blanca blanca es vuestra ropa,
[doncella.
Id a dar la alegría de vuestra risa;
poned bondad en vuestro corazón,
[porque hoy
es el momento de la alegría de todos los
[hombres
que ponen su bondad en vos.
Es claro que el primer verso indica el color de la
ropa que la mujer debía llevar para esta ocasión; sin embargo, en los últimos versos
se le pide que de alegría a los demás con su sonrisa y ponga bondad en su corazón.
Si bien, esto podría tratarse de una simple indicación de cómo comportarse en público,
pues se entiende que ante tal arreglo personal se hará merecedora de varios halagos;
o bien, podría tratarse de indicaciones para indicar su comportamiento en el
evento o ritual.
Muy buen comentario Alejandro. El paso-a-paso para la obtención de un fin estético, en los Cantares de Dzitbalché, abarca desde el anochecer, los preparativos para el sacrificio, diversas danzas y este interesante "manual de belleza", como lo has llamado. Por último, no me queda clara esa incógnita que señalas, ya que tanto el color de la ropa, como la sonrisa y bondad en su corazón, son indicaciones de comportamiento. No veo en qué se contraponen o quizá no entendí. ¿Podrías explicar esa incógnita o contradicción?
ResponderEliminarPor supuesto.
EliminarEn un principio lo vi como un manual, tal cual lo llamé, referente al comportamiento y formas de vestir. Sin embargo, los últimos versos:
es el momento de la alegría de todos los
[hombres
que ponen su bondad en vos.
Me dieron la repentina idea de que podría tratarse de un sacrificio y la mujer era a quien se iba a dar en ofrecimiento a los dioses. Es una duda que de pronto me asaltó; aunque no creo que ese fuera el sentido. Disculpe si no lo expresé bien.
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ResponderEliminarSon interesantes estos cantos por lo que ya mencionó el profe: hacen una pintura de ritos, tradiciones y formas de vida mayas, pasando por los distintos "estratos sociales".
ResponderEliminarSobre el comentario de Alejandro, me inclino más a pensar que ese enigmático último verso hace referencia a los "piropos" y alabanzas de los hombres. Es cierto que llevándolo más allá podría dar cabida al desfile festivo de mujeres al sacrificio. Sin embargo, la autora de la antología, Raquel Chang-Rodríguez, menciona en una de sus notas (p. 105) que a las víctimas de sacrificio se les teñía de añil. La falta de mención de este color descarta la idea de la preparación de un sacrificio.