Diversos frailes de diversas órdenes religiosas llegaron a América a inicios del siglo XVI con el fin de evangelizar a los indígenas del área, sacarlos del mundo falso en donde los "demonios" los dejaron y regresarlos a la luz cristiana de donde ellos se jactaban de haber venido. Para esto, ellos caminaron entre sus pueblos e hicieron registro de cada peculiaridad que les atrapaba la atención en su cultura y tenerlo bajo sus notas para mayor comprensión hacia esta gente. Se recogió mucha información gracias a frailes como Diego de Landa y Toribio "Motolinía", y en su tiempo todo lo que se dijo fue indudable y certero. Todo. Sin embargo, las cosas ya han cambiado y ha surgido una nueva perspectiva que alza la siguiente pregunta:
Qué tan verdaderos fueron sus testimonios?
No es que se dude de que no hayan presenciado los episodios que escribieron. Más bien se duda de si entendieron lo que los indios quisieron decir al momento de explicarles sus costumbres. Esto debido al surgimiento de una memoria que me vino esta tarde por este tema. Es una historia sobre el encuentro entre un español y un indígena, que data sobre el probable origen del nombre "Yucatán". Este español se le había acercado y le había preguntado qué tierras eran aquellas en las que estaban, y el indio respondió U Yu'uk a t'aan--"No te entiendo" en yucateco--y llevó al español a pensar que ese era el nombre de las tierras. No se ha comprobado ser la historia verdadera, mas encaja con esta duda hacia los frailes: qué tanto de la cultura maya habrán malinterpretado y hecho encajar en su cosmovisión del mundo para que ellos mismos entendieran qué era lo que hacían los mayas? Qué tanto tienen de constancia que está completa la explicación de que ponían piedras en los cráneos de sus hijos para volverlos como ellos? Cómo no sabemos que fue para algo más profundo y que los frailes ignoraron o por malinterpretación o por prejuicio hacia sus creencias?
No hay duda de que existió una exageración al momento de registrar esto que veían. De hecho, sería impreciso el leer estos textos sin tener en cuenta de que varias son exageraciones grotescas quizás para propaganda, quizás no, quizás escribieron lo que oyeron de rumores, quizás... En todo caso, al final lo escribieron tal como lo entendieron--tal como se los uyuukataanizaron los indios--y de este modo nos quedamos con una versión de sus culturas, sin una apelación por parte de una voz maya pura que no dependiera de las manos españolas. Una voz que pudiera corregir y desmentir las exageraciones o los verdaderos propósitos de sus prácticas que para el hombre occidental promedio hubieran parecido cosas del diablo, pero que para ellos eran algo mucho más simple de lo normal.
Una de las tragedias de los registros de este tipo es que la mayoría de las veces sólo es capaz de registrar una voz narradora a la vez. Y la voz narrada se vuelve una curiosidad dentro de una caja de cristal donde mueve los labios e intenta decir algo, pero sin ser escuchado. Y el de afuera, el que lo presenta como una curiosidad, con su bastón en mano y leyéndole los labios hasta donde cree entender, tiene que hablar por él y decir lo que capta de esa voz a juzgar sus ademanes y el movimiento de sus labios. Y es que lo más fácil hubiera sido que sencillamente la voz encerrada saliera y hablara... Pero el problema de aquellos tiempos es que ninguno--ni el de adentro, ni el de afuera--tenían ni la educación ni el conocimiento para esto.
Muy buena entrada. Ciertamente el problema no es de veracidad sino de comprensión, de una comunicación nunca completa, y con la que entendieron, asimilaron y modificaron las culturas precolombinas. Todo eso, en muchas ocasiones como la que citas, a partir del malentendido. En la Unidad 3 hay un texto teórico de Enrique Pupo-Walker "Sobre el sesgo creativo de la historiografía americana". Te lo recomiendo. Me gustó mucho la idea de la voz atrapada, pero me gusta aún más cuando en los textos se puede escuchar.
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