viernes, 11 de octubre de 2013

Sobre la Relación del viaje por el mar del sur.

Resalta su lenguaje militar. Es muy metódico, maneja cifras y latitudes, el testimonio del que se vale por lo general es el propio, es más un discurso informativo ya que la información que nos brinda se haya completamente deslindada de sentimientos y emociones lo cual le da un tono “frío” a su discurso —y no por ello le resta valor—, y mayor veracidad a lo que cuenta. De los aspectos que me parecieron más interesantes tanto de los indígenas peruanos como de los chilenos en su narración, son el uso de “quipos”, una técnica variada de nudos que utilizan como sistema de escritura. Otra es la “chicha”, especie de bebida embriagante similar a la cerveza, el mejoramiento de su armamento, que tomaron en base a la imitación de las armas españolas como las armaduras, que en lugar de acero utilizaban un cuero muy duro para proteger los órganos vitales, así como la utilización de hachas y lanzas que les compraban a los mismos españoles. Y finalmente, cuando Frezier dice: “Las palabras que cantan no tienen rima ni cadencia, ni otro tema que el que les viene a la mente; tan pronto relatan la historia de sus antepasados, corno hablan de su familia, o dicen lo que les parece de la fiesta o del motivo por el que se hace, etc.” (72)., nos expresa el modo de ser indígena en gran medida. Para ellos, la música emerge como ese matiz único que expresa lo verdadero de la palabra antes de que ésta pueda configurarse, por ello es que sigue más el compás de un instinto y parece guiada por la improvisación, aunque teniendo siempre como referente un mismo triángulo musical básico — deducimos esto de acuerdo a lo relatado por Frezier anteriormente, aunque no especifica sobre triángulos musicales o tonos—, si da a entender que utiliza dos o tres notas a lo mucho. Quizá un mismo triangulo musical pero donde la danza, la recitación, narración, reflexiones, desautomatizaban ése ritmo primitivo. Entonces es interesante como éste choque de apreciaciones de la realidad por vías de la audición también engendrará un atmósfera ficticia a las cosas, una atmósfera hasta cierto punto determinada, y cómo esa entidad configurada a partir de su cadencia y sonoridad anteriores van creando sucesivamente un ritmo sustancial de apreciación de las cosas; desde las más triviales hasta las consideradas más eruditas, políticas, religiosas, etc.



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