miércoles, 2 de octubre de 2013

La irreconocible: Catalina de Erauso.

Me sorprendió, cuando hice la lectura para la clase de Historia de la monja Alféz, Catalina de Erauso, escrita por ella misma, que el padre no la haya reconocido y ni el hermano. Lo de este, en la sesión lo comenté y la respuesta con la cual me aclararon la duda resultó grata y justifica la no identificación: pudiera ser que el hermano nunca conoció a Catalina o era muy chica cuando él viajó a América, y sólo tenía conocimiento de su existencia. Con respecto a que el padre no la reconoce cuando se topa con ella en Valladolid causa cierto extrañamiento. ¿Cómo no reconoce a alguien de su familia y sobre todo tratándose de su hija? Es un texto extraordinario, de los vistos en clase para la unidad del siglo XVII fue el que captó más mi atención por esta imagen de la mujer rompiendo con la tradición en el comportamiento femenino y su habilidad para controlar situaciones con valentía y fuerza. Es por este interés que decidí contribuir en espacio con comentario más sobre este personaje. En el texto aparece el año de 1585 como su fecha de nacimiento, pero con el Bautismo se aclara que nació en 1592. Es, pues, como ya dijo Sofía en su entrada, a la edad de ocho años cuando escapa del convento y con la fecha que del texto, escapó a los quince años.
Estoy de acuerdo con el comentario de Luis Felipe, "el ser un hombre se le presta muy bien" a Catalina, pero a pesar de vestir como hombre y tener su cabello corto, podría esperarse que el padre la reconociera mediante algún gesto o rastro físico. La monja Alférez es una mujer con inclinación por actividades y actitudes propias, y muy distinguidas en esa época, de un hombre. Catalina de Erauso entra a la edad de cuatro años al convento de San Sebastián el Antiguo, el cual estaba dirigido por monjas de la orden dominica, y escapa cuatro años después. La orden a la cual pertenecen las religiosas es de tipo mendicante y al vivir en un convento, su vida no está destinada al claustro por tanto es muy probable que su padre, durante esos cuatro años, la visitara o viera.
Es difícil entender, por qué si ella no estaba en una vida privada de contacto social, su padre no logra reconocerla. Ella en cuatro años desarrolló interés por oficios distintos a los de una mujer, y su físico debió cambiar durante su estancia en el convento. Si su vida hubiera estado privada de contacto con la sociedad fuera de los religiosos, se pudiera pensar que el padre por eso no logra reconocer algo familiar en el joven Francisco Loyola. Es interesante tratar de entender cosas como estas en un texto que se presenta ante el lector como verídico, pero que en realidad mantiene una mezcla de diferentes géneros, y por ello se encuentran hechos y acontecimientos sorprendentes que se quedan más como parte de la ficción y no en lo verídico.
Laura Rosales.

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