Sin duda alguna, Fray Servando Teresa de
Mier, fue un hombre con una vida agitada y llena de dificultades. Un hombre
rebelde que dejó interesantes obras como es la Apología, un texto en el que defiende su famoso sermón, y a sí mismo,
de la injusticia ejercida por el arzobispo Alonso Núñez de Haro.
En
el texto Teresa de Mier, realiza todo un procedimiento, altamente riguroso, en
el cual expone cómo fue que tuvo la idea de escribir el texto dictado el día 12
de diciembre de 1794, por el que comienzan a suceder acontecimientos
desafortunados para él. Explica en un comienzo cómo llega a la idea de escribir
dicho sermón a través del pensamiento del licenciado Borunda, quien decía que
la imagen de la Virgen de Guadalupe provenía de los tiempos de predicación de
Santo Tomás y que los indios habían llamado Quetzalcohuatl.
A partir de los jeroglíficos de las imágenes, nace la curiosidad de Teresa de
Mier de comparar a la Virgen.
En
un comienzo el sermón fue bien recibido por sus amistades como algo favorable,
y que no tenía nada de reprensible teológicamente hablando, y que además de esto,
resultaba ingenioso. Fue necesario que el arzobispo lo viera como un acto de
negación a la tradición de Guadalupe, para que iniciara la persecución en su
contra, ante esto, Teresa de Mier opta por la Apología, que además de exponer cómo realizó el sermón,
también dice que jamás niega la tradición de Guadalupe, como sí lo ha hecho el
arzobispo, da algunos ejemplos de negaciones hechas por Benedicto XIV, en comparación
a las de Núñez de Haro, entre los ejemplos que escribe, habla de la aparición
de la Virgen a Santiago y de cómo le ordenó levantar un templo, y habla también
de la aparición de Santa Leocadia a san Idelfonso.
Mientras
va presentando sus argumentos, Teresa de Mier niega haber rechazado la
tradición de Guadalupe, y asimismo defiende al licenciado Borunda y al Dr. Juan
Bautista Muñoz, quienes tampoco niegan la tradición. A esto se agrega que el
autor se dirige en buena parte al arzobispo para criticarlo, y dejar al
descubierto algunos de sus actos falsos.
Teresa
de Mier, logra exponer su verdadera intención sobre este texto en la Apología, la cual no era provocar un
escándalo público con el arzobispo, sino simplemente, sólo abrir paso a lo que
pudo haber sido, una interesante discusión literaria, sin la necesidad de haber
atravesado por la censura.
Como ya dice Rafael, Fray Servando Teresa de Mier tuvo "una vida agitada y llena de dificultades", pero a mi una de las cosas que más me llama la atención es que ese tipo de vida fue la consecuencia de un simple sermón al que él, en un principio, no le daba gran importancia. Por la misma manera en la que explica que él había compartido el sermón con algunos amigos y estos lo encontraron interesante, me imagino que nunca se imaginó que sus ideas podrían causarle algún problema, para él era simplemente un sermón, que si lograba algo, sería simplemente que la gente hablara de él. Por lo mismo, es aún más notorio la forma en la que pasa el resto de su vida sufriendo las consecuencias de esas ideas controversiales. No se si habría podido arrepentirse o retractarse del sermón, o si el hacerlo le habría evitado más problemas, pero de cualquier manera sigue toda su vida defendiendo sus ideas, e incluso a sus 56 años, después de haber pasado toda una vida huyendo y escapando, escribe su apología para reafirmar sus ideas y las pruebas detrás de ellas.
ResponderEliminaraparte de defenderse a sí mismo, creo que la apología cumplía una doble función, estaba "dobleintencionada", digamos que la justificación que nos da Mier acerca del objetivo de su sermón: "está claro que mi intento era sólo excitar una discusión literaria para afianzar mejor la tradición" (9), no me suena del todo cierta y creo que en realidad pretendía poner en duda el rito guadalupano aunque fuera de manera "sutil" y evadir la censura, pero sin lograr encontrar la manera óptima de hacerlo, se le saló de control. Digo esto por dos aspectos, primero porque el obispo desdeñaba a los criollos y en segundo lugar, porque seguramente Mier estaba enterado de que la aparición de la virgen había sufrido varias modificaciones por la Congregación de Ritos, y en ello veía, más que una intención religiosa, la injusticia del poder e hipocresía de la religión. En realidad el sermón muestra más un rostro político que religioso.
ResponderEliminarYo me inclino por la creencia de que Mier bien sabía que lo que decía estaba un poco disparatado y que con sus argumentos a más de uno se le retorcería la bilis. Quizá nunca imaginó las consecuencias de su sermón, pero jamás se retractó. La doble intención de la Apología va más hacia lo político, como bien dice Raúl, tomando de vestidura un discurso teológico-literario.
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