Según algunos estudios de censos en Buenos Aires de los años de publicación del poema, Hernández se topó con dos problemas en la publicación de su obra: la baja tasa alfabetización del pueblo y a la gran tasa de inmigración en el país, ajena a la cultura argentina. Sin embargo, un elemento sincretizador de Argentina, que unió a todos estos inmigrantes a la cultura local (y creó artes como el tango, el sainete, el circo criollo, etcétera), permitió que muchos extranjeros se identificaran con el país. Martín Fierro, de este modo, y beneficiado (y beneficiador) de este progreso, logró llegar hasta con esos lectores.El aire romántico alrededor del contexto de Hernández hizo que la gente olvidara que eligió el folletín por motivos benefactores. Eligió un formato diferente al de otro gauchesco contemporáneo, Hilario Ascasubi (que usó el libro).
Este formato permitió que los lectores marginados se acercaran a la obra. Y debido a los temas rurales de Martín Fierro, naturalmente la obra debió estar dirigida a un público más general y no sólo la pudiente que se pudiera costear obras y libros, que no era algo convencional en su época. La popularidad del libro fue impresionante, causando todo tipo de reediciones tanto legales como ilegales, y se remitió a una añeja tradición de la edición rioplatense.
[Sacado de la exposición]
Ahora que hablas de el gaucho Martín Fierro me hizo recordar a los juglares épicos de la edad media, estos artistas que predominaban dentro del siglo X y la primera mitad del siglo XIII que recitaban fragmentos de poesía o demás. O igual, a los juglares líricos que se establecen a partir de la segunda mitad del XIII y en el XIV y recitaban la poesía cortesana .
ResponderEliminarPues así es como el modo de ser, de pensar, de sentir y de expresarse son peculiares en estas dos figuras y cabe mencionar que creo los dos son "hijos de una naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado" (faustino 191).
Interesante comparación Thelma. Ciertamente la voz, materializada a través del canto y la recitación, permite una transmisión popular y no tan culta.
ResponderEliminarPues ahora que leo el comentario de Thelma... se puede llevar más allá el asunto de los juglares. Los primeros 40 versos (aproximadamente) del Martín Fierro se pueden comparar a las invocaciones a las musas que hacían poetas como Homero. Sólo que en lugar de pedir inspiración, también pide que no le falle la técnica ni le falten palabras y en vez de pedir el favor a las musas, lo pide a los santos. Y funciona bien el asunto porque como dijo Rafa (me parece que fue él en otra entrada) el poema y el personaje son muy épicos y la invocación del "cantor" tendría el mismo fin que la de Homero: "certificarse" como un medio para expresar una historia que ya está al pueblo y como un medio de validación de la historia y su exactitud. Y precisamente eso de "el poeta como instrumento de las musas para entregar una historia al pueblo" coincide con la mención de Valerie sobre la popularidad de la obra, acercada a los sectores marginales.
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