Montemayor retoma el estudio de OGorman, La invención de América, pero desarrolla
el concepto del indio desde la visión
que se ha tenido sobre él desde el descubrimiento de América. La palabra indio
fue conocida por Cristóbal Colón cuando llegó América, porque pensó que había
llegado a las indias y por ello los llamó indios. Era natural para los europeos
denominar así a los pueblos descubiertos y significaba “el otro”. A partir de
1600, la palabra indio comenzó a formar parte del vocabulario de los europeos
cuya opinión significaba “bárbaro, cruel, grosero, inhumano, aborigen,
antropófago, natural y salvaje”, mientras que el primer Diccionario de la real
academia española publicado entre 1726 y 1736 agregó otros estereotipos más
“tonto y crédulo”.
No
solo el significado era despectivo sino también el trato que se le daba a los
habitantes del nuevo continente, el simple hecho de pensar que no razonaban o
que podían ser bestias de cargas, degenerados e incluso satánico, era deplorable
la manera de pensar que tenían los españoles. La palabra indio en la actualidad sigue siendo usada para discriminar a las
personas; pertenecer a una etnia es sinónimo de exclusión en ciertos lugares.
La carga
negativa que posee la palabra indio
es la conquista, el despojo, el robo, la confianza por la cual se aprovecharon
los españoles de los pueblos prehispánicos, el rechazo, el exterminio, el
engaño, es simplemente ser “el otro”, el conquistado, el burlado y no el
conquistador. En la actualidad podemos construir una estrategia exacta que
hubiera podido hacerle frente a la invasión y no haber sido presa fácil de los
españoles, pero para poder superar ese estigma debemos centrarnos en el presente,
dar solución a los problemas sociales que estamos padeciendo, no seguir con la
idea de que somos “los chingados”, sino enfocarnos en la unión de la sociedad,
no individualizar los problemas ni hacer el culpable de ello a un solo sector.
La desunión
de los pueblos prehispánicos fue el arma que los conquistadores utilizaron,
porque la invasión resultó favorable gracias a que unos pueblos eran subyugados
por otros, y ese rencor lo supieron utilizar los españoles a su favor. Cuantas
veces no hemos visto historias sobre la discriminación de los grupos indígenas;
por su vestimenta, por su lengua, por el desconocimiento de la vida urbana, por
el simple hecho de ser indígena.
La
situación de los indígenas no ha cambiado mucho desde la conquista. Se sigue
violando sus derechos, no son aceptados en algunos lugares, son presa de robos,
su trabajo es poco valorado, les han arrebatado sus tierras, y se ha
contaminado su forma de vivir. En tiempos donde existe una autoridad que vigila
que no se violen los derechos humanos, se sigue discriminando nuestra raíz, se
sigue exterminando la memoria de nuestros antepasados, ¿Cómo podemos sentirnos “chingados”
por los invasores? Si nosotros mismos nos estamos chingando los unos a los
otros.
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