lunes, 17 de noviembre de 2014

Cosmovisión sobre los sueños y la necesidad de la muerte dentro de los Mapuches.


La muerte es vista por los mapuches como la separación del alma del cuerpo del individuo. La muerte por lo tanto acaba con el cuerpo del individuo, pero su espíritu continuo de su existencia por una seria de trasformaciones.   Una vez convertido en espíritu, sirven de ayuda para comunicarse, con los vivos, a través de los sueños. Es a través de estos sueños que los muertos informan a los vivos a cerca de su futura muerte.
La separación del alma en el mundo espiritual y material involucra un viaje en el cual el alma va al Wenu mapu o al lugar del descanso final. En este viaje al Wenu mapu, el alma alimenta una serie de trasformaciones. El primero ocurre cuando el individuo muere. Su alma llega a convertirse en Alwe, “una alma que transita”. Cuando pasa al estado transitorio, la duración del Alwe, es de cuatro días. Durante este lapso el Alwe está en una proximidad física bastante cerca al cuerpo y es más vulnerable a las acciones de los espíritus malignos. Si los espíritus malignos logran sus cometidos, el Alwe se trasforma en un tipo de espíritu malévolo y actua bajo las ordenes de las fuerzas malignas, las cuales causan la muerte y las enfermedades a los vivos. Si el Alwe logra salir sin dificultad, este va a poder viajar por periodos más largos, dentro de uno o cuatro años. Para poder cumplir este viaje el alma necesita ser trasformada en Pulli el cual posee el poder de alcanzar distancias ilimitadas. En el Wenu mapu, pulli está a salvo de los peligros de los espíritus malignos y ahí va a hacer transformado en un espíritu ancestral y como tal, este va a poder aconsejar a los vivos a través de los sueños. Después de pasar cuatro años en estado de Pulli, el espíritu puede ser transformarse en un agente maligno como un espíritu ancestral.

 Entre los mapuches la muerte es el final del cuerpo y la creación de espíritus. Estos espíritus pueden ser benignos o malignos  porque el bien y el mal es una parte integral en la vida de los mapuches. Los buenos espíritus conducen y controlan la vida moral de los mapuches y los espíritus malignos causan todas las enfermedades, desgracias y muerte.


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