Desde tiempos antiguos
se conoce la idea que el alma puede salir del cuerpo. Platón menciona que el
cuerpo tan solo es una prisión del alma mientras que otras culturas, también
reconocen la pérdida del, Pue,
cupuriipiya, mirinchekua, alma.
Eduardo Wilde hace mención de un alma caminante en su cuento ¨Alma callejera¨.
Ahí de una manera muy poética nos habla de un alama que vaga por las calles
¨como un núcleo flotante de humo¨ sin llegar a un lugar fijo, tan solo buscando
husmeando, huyendo por entre las casas y calles. El autor en cada momento
muestra un alma en completo movimiento, alejado de su cuerpo, logra, marchar,
buscar, desaparecer, arrastrar, rodear y a su vez el movimiento muestra una
particularidad de soledad, una noche oscura, como nube negra y ¨pájaro ciego¨.
Al final el cuento da un giro cuando logra su alma ¨se arrastra¨ por las
sabanas en el lecho donde duerme una mujer, mujer dueña de su alma que obliga a
levantar al narrador sin una alma y tan solo con el cuerpo vacío que tiene que
alimentar.
El Diccionario
Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana, hace un estudio sobre la pérdida del alma y
menciona tres maneras que pueden ocasionar está perdida. La primera por causa
de una fuerte y súbita impresión, la segunda causa es por un ataque que sufre el alma en sus viajes
realizados durante el sueño; y la tercera se da por ser capturada por un ente
sobrenatural.
También
asegura que una impresión traumática puede deberse a distintos accidentes como
presenciar fenómenos meteorológicos, o escuchar "sonidos extraños" de
la noche, así como mirar el cadáver de
alguien fallecido en forma violenta. De igual modo, el alma puede ser capturada
durante las horas del sueño.
Al respecto, se dice que mientras el individuo duerme, la mencionada esencia
acostumbra salir a vagar, motivo que da origen a las ensoñaciones.