Los autores como el inca Garcilaso, tocan el
tema muy revelador: rasgo humanista en el vínculo de temas gentiles. El
uso preferente de gentiles en
Garcilaso, implica ideas previas y bien asentadas, de allí surge la idea clara
y lucida. También incluye un vivo elogio a la naturaleza americana. El
pensamiento intuitivo del Inca parece adelantarse a su tiempo: su defensa
de lo americano muestra estrechas ligaduras con las futuras polémicas sobre la
inferioridad del nuevo continente, en pleno siglo de las luces.
El
inca elabora cuidadosamente el paralelo entre antiguos y nuevos gentiles, integrándolo al sistema
ideológico que sostiene su obra histórica. Garcilaso traza un proceso gradual,
comparando a los incas con los romanos desde la conquista hasta la llegada del
cristianismo. En la comparación, el mundo indígena es mejor representado.
Cuando Garcilaso recuerda que en el Cuzco los incas tenían una cruz de mármol
fino, “de color blanco y encarnado, que llaman jaspe cristalino” puesta en “un
lugar sagrado” desde hacía mucho tiempo, la adoraban sin venerarla. Al
descubrirla los españoles la llevan a la “sacristía de la catedral” donde él la
vio hasta partir a España “la pusieron en un altar mayor adornada de oro y
piedras preciosas […] pues […] aficionaron a los indios a nuestra santa religión
con sus propias cosas, amparándolas con las nuestras, como fue esta cruz”
El
testimonio y la actitud del Inca Garcilaso, que era considerada como la defensa
entusiasta, firme y energética del indio americano y de la tierra, entra en las
interminables polémicas que pronto se entablaron sobre la pretendida
inferioridad de América.
Esta va la 2a unidad, primera entrada.
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