miércoles, 29 de octubre de 2014

Historia de las rebeliones en la Sierra Tarahumara (1626-1724), de Joseph Neumann


  • Carta del Padre Joseph Neumann al reverendo padre provincial de la provincia de Bohemia

El Padre Neumann menciona en esta primera parte del texto que tratará el tema de las rebeliones de los tarahumares que enfrentó la Misión de la Tarahumara en la región Norte de América. En 1678 lo envió el padre Gian Paolo Oliva, pero es hasta 1680 cuando arriba a la Misión. La narración está escrita a petición de los padres para que sea conocido en las demás provincias de Alemania. Escribe a la edad de setenta y seis años, de los cuales estuvo cuarenta y tres años en la Misión de Tarahumara.


  • I. Las primeras sediciones de los tarahumares son regadas con la sangre de cuatro misioneros.

Los tarahumares ocupaban la región de Parral y se reunían en poblados muy apartados unos de otros. Aceptan la intromisión de los misioneros con la condición de que no se establezcan en el lugar, asunto que desatará futuras disputas. Dos misiones son las que llegan a la zona, una belga y otra italiana. El padre Beudin quizo convertir a los tarahumares por medio del trueque, pero sólo logró bautizar a algunos niños. Posteriormente, los naturales los atacan con mazas y flechas, en tanto que al padre Corneille lo matan en su casa de Papigochi mientras abrazaba su cruz.
       El gobernador Diego Fajardo manda a sus soldados para atacarlos por esta grave falta, desencadenando una guerra de dos años en la que los tarahumares, escondidos en zonas hostiles) finalmente aceptan la paz por sufrir hambre y grandes pérdidas.
       No obstante, un líder llamado Cobamea (Jefe de jinetes) ayudó a los indios a rebelarse y seguir luchando contra los misioneros y los españoles que ambicionaban las minas de plata. Cobamea se sentía indignado de que algunos indígenas se unieran a los misioneros, dando la espalda a su pueblo. Su grupo rebelde ataca en Guadalupe al Padre Martíns. Dos semanas después de esta muerte, se dice que mientras el padre Giulio levantaba la ostia en mitad de la misa el corporal se tiñe de rojo, pero recobra su limpieza al momento de guardarlo.


  • II. Restauración y desarrollo de las misiones de la Tarahumara

Los padre José Tardá y Tomás de Guadalajara fueron los primeros en establecerse en la zona. Mandan por más misioneros, pero de los seis que les envía el arzobispo tres se regresan a Sonora, desanimados por la barbarie y el poco fruto de la fe cristiana en los pobladores, quienes se mostraban de una forma a los misioneros pero volvían a sus antiguos vicios y mentiras una vez solos.


  • IV. Última rebelión de los tarahumares, de más duración que las anteriores, memorable por el incendio y destrucción de los templos.

Han pasado siete años. Hay un gobernador nuevo y enérgico que mandaba azotar a los indios ebrios y polígamos, en tanto que la extracción de plata en las minas de Cusihuiriachi es abundante. Y precisamente esto último es la causa de la última rebelión.
       Los brujos indios influyen en los tarahumares, los incitan a cometer delitos horribles. les dicen que los jesuitas son brujos de los españoles. Estas fricciones, sumada una epidemia que ataca principalemente a mujeres y niños, tensa las relaciones entre tarahumares y misioneros. Los brujos alegan que el sonido de las campanas y el bautizo de los niños contagian a los niños. Así es como inicia una nueva rebelión, aprovechando que los soldados se iban a luchar contra los tobosos (asaltantes de los caminos). Neumann está al tanto de los hechos pero el gobernador no lo toma en cuenta, pues concentra su atención en los ataques de los tobosos.
       Así es como los brujos (se dice que uno de ellos danzaba en el aire) incitan a los tarahumares a quemar y destruir las iglesias. Posteriormente ocurren una serie de extraños eventos iniciando en 1616 con un terremoto. Esa noche es la quema de las iglesias, después aparece un globo de fuego que se eleva y estalla en el aire. En los días siguientes el río Papigochi se desborda, se da el avistamiento de un gigante por parte de un misionero, mientras que por el sol pasa una sombra elíptica. Todos estos sucesos increíbles ocurridos después de la quema de las iglesias están referidas en las cartas de un misionero mexicano con el que tuvo contacto Neumann. 

viernes, 24 de octubre de 2014

Ritos Huarochirí y tradiciones judeo-cristianas

De las historias que se conocen sobre las Indias se ha tenido información por medio de crónicas hechas por terceros y sabemos que los textos no siempre son escritos objetivamente, o simplemente están escritos mucho tiempo después de que realizaron el viaje. Tampoco se pueden considerar documentos históricos porque muchas veces el narrador acomoda todo a partir de su concepción sobre ese evento, se basa en lo que conoce y de ahí parte su narración.
El manuscrito Ritos y tradiciones Huarochirí fue recopilado por el padre Francisco de Ávila, que se encargó de plasmar una parte de la mitología quechua. Estos ritos y fábulas cuentan las aventuras sobre Pariacaca, sus hermanos, su padre Cuniraya Huiracocha, los ritos y costumbres de los quechuas y sobre el origen del hombre. Debido a la concepción judeo-cristiana de Ávila muchos de los datos contenidos en la narración son descritos desde esa visión, tal vez para entender las costumbres o la concepción que tenían estos pueblos sobre sus dioses.
 Existen varias similitudes con pasajes que están en la Biblia; cuentan los quechuas uno sobre el diluvio. Pariacaca acabaría con el mundo, pero tenía que salvar a una familia y a los animales para que poblaran de nuevo la tierra; entonces manda que se le aparezca una llama que podía hablar como humano y les avisó que fueran al cerro Huillcacoto en cuando el agua inundará todo; y así lo hicieron, ahí estaban todos los animales y dicha familia. De la misma manera viene en la Biblia que Dios iba a acabar con los hombres malos; el elegido fue Noé, a quien se le reveló que debía llevar una pareja de cada especie animal, y subir con toda su familia; cuando el agua bajó, también lograron poblar de nuevo la tierra. Estas dos historias son semejantes, quizás Ávila al tener en claro lo de Noé, transcribió en base a este relato la leyenda quechua. Además existen en el mismo texto otras veces donde los dioses al querer acabar con un pueblo, eran bondadosos con algunas personas a las cuales se les avisaba para que no perecieran en la tragedia.
El tema del pecado es usado por la religión católica y cristiana; es una forma de infundir el miedo entre los creyentes para que hagan acciones buenas. En este relato se ve claramente que Ávila no pudo separar sus creencias de lo que le contaban. En la fábula que le relataron, él concibe a la mujer como pecado, porque le cuentan que una de ellas al estar desgranado el maíz, un grano sin querer tocó sus “vergüenzas” y ese maíz se lo dio de comer a otro hombre, provocándole una enfermedad y por ello esta mujer era considerada adultera. Por este descuido había una serpiente viviendo en su casa, la cual estaba consumiendo a su marido que cada vez estaba más enfermo. ¿Cuál sería la intención verdadera de este relato originalmente? Hacer parecer a la mujer pecadora o simplemente relatar el mal que aquejaba al hombre.
Hay ciertos rituales que los quechuas festejaban en ciertas épocas del año y Ávila las llama pascuas. Él mismo dice que son como estas fiestas sin embargo, distan mucho de parecerse estas celebraciones de los pueblos prehispánicos a las de los españoles. Otro tema similar al de la Biblia es sobre el origen de los hombres. Cuentan los antiguos que se dio a través de un árbol llamado quiñua y los hombres salieron de sus frutos; en otra versión decían que cayó sangre del cielo, la cual tocó la tierra donde estaba ese árbol. Y en la Biblia Dios hizo al hombre de barro y le dio vida, después de su costilla hizo a la mujer, así creo la vida en la tierra. Uno de los animales importante para los quechuas es la llama; que era sagrada, una conexión con los dioses, incluso las usaban como ofrenda en los sacrificios.
La creencia sobre la resurrección no sólo le pertenece a la Biblia; los incas también cuentan la fábula que al morir alguien velaban el cuerpo durante cinco días, después regresaba el espíritu y ya no volvía a morir. Así mismo es la creencia católica en la cual Jesucristo resucitó al tercer día. Pero a los incas se les acabó la resurrección, cuando uno de los muertos regresó al sexto día, sus familiares lo aborrecieron por perezoso y desde entonces ya nadie regresa de la muerte.
Un culto que tenían es muy parecido al “día de muertos”. Este se llama “la Fiesta de todos los santos de los huiracochas”; ellos también le llevaban de comer a sus difuntos, les hacían ofrendas en las iglesias, así como lo hacemos nosotros cada año.

La cultura inca es muy parecida  a la nuestra, no sólo por la religión que impusieron en América sino por las costumbres, ritos y sobre todo, porque hubo personajes que se interesaron en preservar toda esa gama de creencias, por dar a conocer parte de nuestra historia; así como Ávila hizo esta recopilación con los incas, así mismo México tuvo un recopilador, Bernandino de Sahagún a quien le debemos obras sobre nuestros antepasados.