En Breviario de
un nuevo mundo de Alejandrio Humboldt, podemos encontrar cinco secciones de
suma importancia: “Escenario de un mundo inmenso”, “Hombres de maíz”, “La
región más transparente. Monumentos mexicanos”, “Los indios tristes” y “Sentido
de la emancipación”. En el primer apartado Humboldt describe de manera objetiva
algunas indicaciones geográficas de la región del Nuevo Continente como la
ubicación de la región septentrional de América y señala la importancia del
intercambio comercial de México con España, favorecido por su gran población.
En
el segundo, cuyo título recuerda el mito prehispánico sobre las cuatro razas –la
roja, la negra, la amarilla y la blanca– encontramos el desarrollo de lo
referente a uno de los productos más preponderantes en México: el maíz;
sustento básico de la población. Aquí el autor se dedica a presentar de forma
breve,; el tipo de producción de dicha materia prima y las condiciones para su
cultivo; las cantidades y usos del mismo, como la elaboración de atole. Dentro
de este apartado también menciona la elaboración del pulque y el nuevo uso
distinto de la caña de azúcar, como un producto resultante del intercambio ente
mexicanos y españoles.
La
tercera parte consta de una serie de indicaciones sobre la región para los
interesados en visitar el espacio mexicano. Este apartado bien puede funcionar
como una guía de turistas. El apartado se caracteriza por la siguiente
estructura respecto a la presentación de los hechos: la descripción –bastante poética–
del contexto natural de los alrededores; el nombramiento y ubicación del
monumento; introducción de una metáfora con relación a los objetos anteriores y
la comparación de dicho espacio con otro, perteneciente a una cultura distinta.
También menciona los diez “objetos que más comúnmente llaman la atención del
viajero”, por lo cual se puede clasificar este apartado como una especie de
guía turística. Algunos de los lugares que indica son: la Catedral, la estatua
de Carlos V, la Academia de Bellas Artes y los edificios de la Universidad. Con
ello podemos visualizar una construcción de México urbano muy similar al
actual.
La
cuarta sección es interesante debido a la caracterización que presenta del
indio mexicano. Lo describe como grave, melancólico, lúgubre, misterioso; un
ser que se cubre con un velo que lo oculta del otro, cuyos sentimientos van de
la tristeza a la alegría extremas; que encuentra el mayor regocijo en las
ceremonias ritualistas y amante de la fiesta. Todo esto recuerda a los posteriores
planteamientos de Octavio Paz sobre la naturaleza enmascarada del ser mexicano.
Además de las características ya mencionadas, Paz, al igual que Humboldt,
escribe que una de las virtudes que distingue al mexicano es su creatividad,
ese “gusto por la pintura y la escultura en piedra” referido por Alejandro Humboldt.
El
último apartado menciona que México, por ser una región en crecimiento, basado
en la imitación a otros espacios superiores respecto a su desarrollo, no es
capaz todavía de ser libre. Esto no es muy diferente al estado actual de
nuestro país. Pareciera que no ha transcurrido el tiempo, ni en el interior de
nuestro ser, ni en el exterior de nuestro espacio. ¿Seguimos creciendo?
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