Quién no conoce la impresionante Barranca del Cobre, la estación de Creel, el lago de Arareco, todos forman parte del territorio perteneciente a los indios Tarahumaras, los empresarios y negociantes son los que han invadido esos espacios maravillosos que desgraciadamente pueden dañarse y pasar a la historia como lugares bendecidos por la naturaleza. Los turistas quizá son los que menos perjudiquen esa región ya que, al menos dejan ingresos monetarios a todos los vendedores ambulantes raramuris. Visitando la ciudad de Parral, queda cerca introducirnos a la región tarahumara, también lo podemos hacer directo por Chihuahua capital hacia Cuauhtemoc y llegar a Tomochic muy cerca de la sierra en donde se encuentran varias comunidades de indígenas. La calidad de vida de estos pobladores es muy limitada, en la actualidad hay familias que viven en las cuevas, soportando inclemencias del clima (aunque están acostumbrados) no dejan de sentir el frío o calor que en las diferentes épocas del año llegan a la región. Saborear su comida típica como el pinole, el tesguino, el chile pasado y no dejar atrás la gran variedad de hierbas curativas como la "hierba de la víbora, el laurel, el gordo-lobo, la salvia y el orégano", olorosas y adecuadas para la condimentación de platillos tipicamente chihuahuenses. Todo lo anterior es por la maravillosa lectura realizada en clase de la Historia de las rebeliones en la Sierra Tarahumara 1626-1724 del padre Joseph Newman.
Creo que de alguna forma sería posible encontrar algunos elementos tradicionales, como los que mencionas, en la misma escritura de Neumann. Aunque él (y también tú) mencionan los problemas sociales a los que se enfrentan los habitantes originales de estas tierras, que el que aquí escribe... apenas y conoce.
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