Me
parece interesante el conocimiento que tiene Alonso de Ercilla sobre la mitología
Griega. La forma tan peculiar que tiene de aplicarla en sus cantos y la manera
que incluye a los dioses en sus cantos, pero nunca haciéndolos participes
directos con los personajes sino simples espectadores como se ve en el canto II,
cuando el joven Lincayo está pasando su prueba para convertirse en el guerrero
principal
“La
luna su salida provechos
por
un espacio largo dilataba;
al
fin, turbia, encendida y peresoza,
de
rostro y luz escasa se mostraba.
Paróse
al medio curso más hermosa
A ver
la estraña prueba en que páraba”
“Apolo
en seguimiento de su amiga
Tendido
había los rayos de su lumbre”
Aunque se les nombre y
aparezcan en la lectura, no forman parte de lo que está ocurriendo, al
contrario de la antigüedad que las cosas ocurrían por mandato de los dioses, en
este caso sólo son meros espectadores que cumplen con sus tareas sin beneficiar
o afectar al personaje que está realizando la acción.
Otro
dato que me pareció curioso sobre los cantos, es como cambia de dioses Griegos
y se va con los católicos. En el caso del canto XX que se le pide al Dios
todopoderoso. En este caso, al Dios si se le hacen plegarias “Señor, señor,
merced te pido, que soy mujer y nunca te
he ofendido.” Lo que me parece extraño
es como se les castigó a tantos indios, a los incas a las personas de
diferentes culturas conquistadas por españoles al creer en sus dioses propios y
mencionarlos Ercilla, agrega a los dioses mitológicos y no parece haber
problema al respecto.
Cierto Paulina, y muy interesante observación. Supongo que al ser católico de facto o por default, Ercilla toma ciertas licencias poéticas para incluir un poco de aquí y de allá con tal de que su canto se nutra de todas las tradiciones literarias que él maneja. A mí también me gusta mucho la construcción del paisaje, plagado de referencias clásicas, como el amanecer donde aparece Apolo y el carro de Faetón, pero que enmarca el campamento de las tropas mapuches en su natal Chile.
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